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Casi en Santiago

Echo de menos de 40 kilómetros.

Estoy en Arzua, Galicia.

El hijo el 4 de junio desde Saint Jean Pied de Port, Pirineos franceses, estoy caminando por un mes.

Estoy un poco agotado, pero feliz. A veces triste porque el camino está casi terminando.

Caminé con personas de todas las edades, de todas las nacionalidades, de cualquier credo o religión.

El último tramo antes de llegar a Santiago de Compostela es el más extraño. A partir de Sarria, en los últimos 100 km, las hordas de turistas, grupos de turistas, curiosos, las escuelas han comenzado a desplazar el camino.

Pasando por las Mesetas de la provincia de León, donde podría cumplir a un peregrino cada 2 – 3 horas y luego anduvo solo durante la mayor parte del tiempo, ahora todo ha cambiado.

Incluso tienes que pedir permiso cada 5 minutos a pie.

Así que intento caminar durante las horas más calientes de la tarde, cuando muchas personas están acudiendo en masa a los restaurantes y la calle es libre.

No me lo esperaba. Solía tener la posibilidad de casi un mes, cuando quería estar solo conmigo mismo, para caminar, meditar o cantar sus corazones hacia fuera, por supuesto yo sabía que no conoce a nadie. A veces me paro en medio de ninguna parte y me gusta, a veces me encuentro con gente que había perdido y me emociono después de los momentos de soledad.

Pero al parecer es demasiado.

En menos de 2 dias llego a Santiago y casi me hace enojado. No lo quiero terminar.

Para todos aquellos que están dejando el 4 es uno de los pocos que aún no ha llegado. Elegí conscientemente o inconscientemente a ir lento, disfrutar de la lentitud de este viaje, saboreando lentamente cada momento sin preocuparse por su llegada.

Porque el camino está en el camino y me da ganas de no decir que casi nunca me atornillan nada para llegar a Santiago.

Vamos a ver cómo me siento entre 2 días, para prepararep el nuevo reto de Finisterre y Murcia, nuevo camino, no sé cuando y si me detengo.